Los rumores han puesto de cabeza al mercado en una de las semanas más complicadas para la gestión económica del presidente Alberto Fernández. La estampida del dólar “blue” reflejó los temores de una devaluación brusca, deslizada hace una semana por el renunciante jefe de asesores presidencial, Antonio Aracre, por la salida de Sergio Massa del Palacio de Hacienda y, al cierre de la semana, se conoció un informe de la sociedad de Bolsa Max. “Hay rumores fuertes de una devaluación cambiaria el lunes circulando en el mercado local”, escribió un broker de esa entidad. Ayer, Max Capital tuvo que salir a pedirle perdón a Massa por el trascendido y su CEO, Nicolás Guaia, también salió a pedir disculpas públicas. “Creo que no va a haber un salto devaluatorio este año”, declaró. Gustavo Neffa, economista y director de Research for Traders, afirma a LA GACETA que “el dólar es la suma de todos los miedos argentinos”, que se refleja en la inestabilidad cambiaria, en la desconfianza del mercado y hasta en las tensiones políticas dentro del Gobierno. En una entrevista con nuestro diario, Neffa observa que, la foto del día después en Olivos, la de Fernández con Massa, es una síntesis preocupante de aquella inestabilidad que, históricamente, “lleva a pensar que las confirmaciones de ministros de Economía nunca fueron buenas en la Argentina”.
-¿Por qué sostiene que el dólar es la suma de todos los miedos de los argentinos?
-Cuando se desatan este tipo de crisis nos concentramos tanto en el dólar que entramos en pánico o exteriorizamos miedo. El dólar es el reflejo de la pérdida de valor del peso y es la moneda de mayor liquidez, más allá de sus avatares globales. ¿Por qué digo que se refleja tanto miedo? Cuando hay una corrida cambiaria se aceleran todas las posiciones y buscamos dolarizarlas. Es lo que viene pasando en las últimas semanas y, en estos días, ha sido más brutal. El mercado lo reflejó cuando corrió el rumor de que Sergio Massa renunciaba al Ministerio de Economía o que la devaluación iba a ser de entre un 50% y un 60%. Ojo, eso lleva a pensar a los operadores que el Gobierno, al menos, está pensando en esa idea con el informe atribuido a Aracre y que se filtró. Estamos viendo que hasta el mismo Gobierno no se siente cómo con este dólar. A los exportadores no les alcanza, mientras siguen aportando más por las retenciones.
-¿El dólar es como un Pacman que termina comiéndose a ministros de Economía?
-La confirmación de un ministro nunca ha sido buena. Demuestra la inestabilidad que tiene. Sin embargo, la foto que el Presidente se sacó con el ministro Massa en Olivos era necesaria para el momento que se vivía a principios de semana. Hay una absoluta crisis de confianza en la economía a corto plazo y eso repercute en todos los bonos. Insisto que el plan que ha trascendido sobre las medidas propuestas por Aracre puede haber generado diferencias dentro del Gobierno, pero a lo mejor estuvieron en análisis, eso de una devaluación al 60%, el salariazo del 30% y un pedido de adelanto de U$S 10.000 millones. ¿Quién los ofrecerá, Estados Unidos? Massa ha demostrado habilidad para conseguir préstamos de organismos multilaterales. Ha piloteado la anterior corrida, pero no es un mago. La Argentina tiene un problema de credibilidad y esa crisis de credibilidad es política. La actual gestión está intentando hacer las cosas de manual y, a veces, no salen sencillamente porque no hay confianza en el país. Este Gobierno tiene una pésima imagen y, encima, hay demasiados rumores que le ponen demasiados ruidos al mercado y a la economía en general. La pregunta que se hacen los operadores es: ¿cómo salimos de esta situación complicada sin que ello implique una devaluación brusca ni licuación de los activos?
-¿Qué es lo que se viene?
-De más está decir que alguien debe tomar la decisión poco grata e impopular de devaluar. Si esta medida se tomará antes o después de las elecciones o a quién le tocará hacerlo, eso no lo sabemos. Probablemente este año se esquive hacerlo. Pero todo el mundo dice: bueno pero si los valores del dólar Contado con Liquidación ronda los $ 440 y $ 450, ya reflejan que el tipo de cambio pasará de $ 215 a $ 300 (cuando empiezan a liquidar los sojeros). Eso sería lo que el mercado está esperando, que se cierre la brecha por lo menos del 100% al 50%, pero cuál es el problema, cuánto empujará una inflación cada vez más alta al tipo de cambio. Una devaluación sólo ajusta lo que el mercado pide como para poder empezar a hablar con los exportadores y con los que se cubrieron con dólares futuro. Está instalado que de aquí hasta fines de año habrá un salto.
-Entonces, ¿el dólar agro no tiene el poder de fuego que las anteriores ediciones?
-El sistema es muy bueno porque te permiten liquidar a un precio diferencial. Estimaciones hablaban de U$S 14.000 millones retenidos. ¿Cuánto de eso quisiera el Gobierno captar? Más o menos U$S 5.000 millones. Y a eso se sumaba otros U$S 4.000 millones de las economías regionales. No creo que llegue, ni loco, a los U$S 9.000 millones. Pero en lo que va del programa del dólar agro, en los dos primeros días hubo problemas para captar dólares, pero después sí hubo liquidaciones de divisas y hasta hubo días en los que se dejó de liquidar por estos rumores de devaluación y de otras cuestiones. El razonamiento de los agroexportadores era: “para qué vamos a liquidar si después van a devaluar y tendremos que renovar el pedido de otro dólar soja”. O dirán que el valor de referencia está más arriba.
-¿La dolarización podría llegar a ser una salida para la Argentina?
-Es muy compleja. La dolarización es un camino en el que hay que rescatar la base monetaria, limpiar de deudas al Banco Central y entregar los dólares. Pero el Central no tiene dólares. A la fecha, las reservas netas, según mis cálculos, se ubican en U$S 610 millones. O sea, nada. Nada. Vos me podrás replicar diciendo que el Banco Central tiene bonos en dólares que te puede entregar como parte de estos rescates y, a su vez, si los precios suben, porque esos bonos tienen hoy un valor bajo, puede tener más sustento. También tenés las Leliq. Circuló ese informe donde se habla de la situación de los plazos fijos y la reestructuración de las Leliq. Entonces, con este escenario, los agentes se ponen cada vez más sensibles porque entienden de que se está hablando de un plan Bonex. No les gusta para nada eso y eso es lo que vislumbraron la semana que pasó, con la aparición de fantasmas.
-¿Qué tan cerca estamos de un plan Bonex?
-Por ahora lo veo lejano, porque el sistema financiero está sólido, pero el tema es qué sucederá con la dolarización y con la reestructuración de las Leliq (Letras de Liquidez). Por lo menos de acá hasta octubre no va a pasar nada con las Leliq, porque no querrán reestructurar esa deuda que son aproximadamente U$S 41.000 millones, a dólar oficial, que es un peso muy grande para el Banco Central.
-¿Qué margen de maniobra tiene la actual gestión para corregir algunas cuestiones o diseñar algún plan?
-No hay ninguna posibilidad de que se elabore un plan, menos de una persona, como Alberto Fernández, que no cree en los planes. No instrumentará ese tipo de cuestiones. Y si había algún programa como el que trascendió de Aracre o cualquier otro es para pensar que están empezando a desarmar dogmas.
-Lo que se puede observar en el corto plazo es que habrá una nueva invasión de pesos, con la importación de billetes desde París y desde Malta. ¿Para qué se los usará?
-Tal vez podrán financiar el dólar agro. También se hablaba de financiar a los productores agropecuarios que han perdido casi todo por efecto de la sequía, para iniciar la próxima temporada con cierto aliciente desde el estado. El financiamiento sirve, pero también le estás tirando un salvavidas de plomo al sector agropecuario, porque lo endeudas. Aparece además los préstamos que podrían caer en mora. Un dato no menor es que en estos últimos tiempos han aparecido los cheques rechazados en el sistema, cosa que no se venía reflejando desde hace tiempo, porque había muy poca mora y ahora volvieron. Hay que tener cuidado con eso.
-¿Tenemos que tener miedo a esta evolución del dólar? O, ¿tenemos tanta gimnasia que una más entre tanto proceso puede ser superada?
-El dólar es una consecuencia, no la causa. La culpa de todos los males no es el dólar. Esa causa está en otro lado, en lo que hace el Gobierno. Incumplimos la meta de acumulación de reservas internacionales y tuvimos que renegociarla. Pero también incumplimos la meta de déficit fiscal. Ya sabemos que en el primer trimestre ante una meta de poco más de $ 400.000 millones, terminó en ese período en $ 670.000 millones. De por sí está reflejando dificultades hacia adelante. ¿Vamos a pedir otro waiver (N. de la R: un perdón ante un desvío menor o que está siendo corregido para mantener un programa) al FMI a tan poco tiempo de haberle pedido perdón? Uno piensa si esto no complica los desembolsos de acá hasta fines de año. Una parte del plan de Aracre que trascendió era pedir adelantos al Fondo. Si ya no estamos cumpliendo, ¿qué podemos esperar sobre ese financiamiento? ¿Quién nos adelantará dinero? Es otra utopía del Gobierno.